Sólo una vez al año llega una película como “Parásitos” una historia cruda pero llegadora, graciosa, reflexiva
y muchos adjetivos más que harían
una lista que demuestra que los asiáticos saben
y deberían hacer más
cine.
Para entender la película se debe tener el contexto de que,
en los países asiáticos la población está muy congregada y para poder adquirir
propiedades es una competencia que se vive día a día, el empleo y movilidad son
un tema difícil.
La historia de Parásitos se divide en actos ya que si no
fuera de esta manera, perdería el ritmo y la trama ya no sería tan sólida como
podemos verla en el cine; es una crítica directa a lo que se vive en oriente
pero agregando toques gore de repente para atrapar al espectador.
La película nos cuenta la historia de una familia de cuatro
miembros que se infiltra a base de mentiras como empleados domésticos de otra y
logra dirigir nuestra atención a cómo lo hacen, como mantienen el secreto y
cómo se meten prácticamente como “parásitos” en la vida de alguien más.
Prácticamente la película podría tomarse como la típica
familia de pobres que se aprovecha de la nobleza de los ricos cuando, en
realidad, es una familia de personas que no tienen empleo y aprovechando sus
habilidades disfrutan de la vida que creen merecer.
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